Madrid, 1597. Francisca Pizarro Yupanqui, la primera mestiza noble del Per, heredera de las dos fuerzas imperantes y enfrentadas, una de las mujeres ms poderosas y ricas de la poca, comienza a redactar de su puo y letra el relato oculto de su larga y azarosa existencia, en una confesin dirigida a quienes debern juzgar y defender su memoria mestiza. Desde su infancia en Lima, cuando con solo siete aos debe huir para salvar su vida y la de su hermano tras el brutal asesinato de su padre, hasta sus das en la corte de Felipe II, la Mestiza, suculenta pieza en el damero de la Conquista, ir narrando una existencia que discurre entre las ansias de ser libre y los dictados del apellido Pizarro y de la estirpe imperial materna. Una lucha por salvaguardar lo que ama y recuperar lo que por derecho le perteneca, en la que la fiereza del amor adquiere una dimensin extraordinaria. Su alma, curtida en el estruendo de la guerra, hubo de enfrentar el fin de lo alcanzado por su padre con la llegada del desptico primer virrey del Per, comenzando una cruzada personal repleta de traiciones, brutalidad, prdidas terribles, y un amor condenado. pica y conmovedora, en esta hermosa novela, que ana el rigor con una recreacin histrica rica y cuidada, conoceremos, desde el punto de vista privilegiado de la mestiza, las intrigas de la corte y las luchas de poder en el Per, las batallas y los ritos del Incario. Pero tambin la vida cotidiana de las mujeres espaolas e indias, fuertes y sabias, sus recetas, sus cuitas y oraciones, las voces y olores de la selva y las de las cumbres sagradas andinas, los mensajes del agua y los rumores de las calles del Viejo y el Nuevo Mundo. -Eres bella y recia, mestiza, todas las sangres reposan en ti. La imperial del ltimo gran Inca y la fiereza de los huaylas conviven con la heroica savia de los hidalgos de la Reconquista y la nobleza llana de los labradores extremeos. Nunca lo olvides, mi mestiza. Defindelas con vehemencia, y sirve solo a la causa que merezca tu respeto, a la causa que merezca ser servida. -Mi causa est junto a ti. Es la tuya... -No. T habrs de encontrar tu causa. Desafa a quien te intente opacar. No dejes que te desprecien, porque lo harn. Recuerda siempre la gloria que reside en ti, la mezcla de dos mundos, perfectos y esplndidos, que andaban separados, pero destinados a encontrarse. Defiende lo que une a las sangres por encima de lo que las separa, escucha a tu alma. Rescata las memorias. Mantente a distancia de ellos, de los poderosos que intentarn doblegarte. Solo Dios sabe lo que nos espera, pero pase lo que pase, yo siempre estar en ti, y t en m.
Madrid, 1597. Francisca Pizarro Yupanqui, la primera mestiza noble del Per, heredera de las dos fuerzas imperantes y enfrentadas, una de las mujeres ms poderosas y ricas de la poca, comienza a redactar de su puo y letra el relato oculto de su larga y azarosa existencia, en una confesin dirigida a quienes debern juzgar y defender su memoria mestiza. Desde su infancia en Lima, cuando con solo siete aos debe huir para salvar su vida y la de su hermano tras el brutal asesinato de su padre, hasta sus das en la corte de Felipe II, la Mestiza, suculenta pieza en el damero de la Conquista, ir narrando una existencia que discurre entre las ansias de ser libre y los dictados del apellido Pizarro y de la estirpe imperial materna. Una lucha por salvaguardar lo que ama y recuperar lo que por derecho le perteneca, en la que la fiereza del amor adquiere una dimensin extraordinaria. Su alma, curtida en el estruendo de la guerra, hubo de enfrentar el fin de lo alcanzado por su padre con la llegada del desptico primer virrey del Per, comenzando una cruzada personal repleta de traiciones, brutalidad, prdidas terribles, y un amor condenado. pica y conmovedora, en esta hermosa novela, que ana el rigor con una recreacin histrica rica y cuidada, conoceremos, desde el punto de vista privilegiado de la mestiza, las intrigas de la corte y las luchas de poder en el Per, las batallas y los ritos del Incario. Pero tambin la vida cotidiana de las mujeres espaolas e indias, fuertes y sabias, sus recetas, sus cuitas y oraciones, las voces y olores de la selva y las de las cumbres sagradas andinas, los mensajes del agua y los rumores de las calles del Viejo y el Nuevo Mundo. -Eres bella y recia, mestiza, todas las sangres reposan en ti. La imperial del ltimo gran Inca y la fiereza de los huaylas conviven con la heroica savia de los hidalgos de la Reconquista y la nobleza llana de los labradores extremeos. Nunca lo olvides, mi mestiza. Defindelas con vehemencia, y sirve solo a la causa que merezca tu respeto, a la causa que merezca ser servida. -Mi causa est junto a ti. Es la tuya... -No. T habrs de encontrar tu causa. Desafa a quien te intente opacar. No dejes que te desprecien, porque lo harn. Recuerda siempre la gloria que reside en ti, la mezcla de dos mundos, perfectos y esplndidos, que andaban separados, pero destinados a encontrarse. Defiende lo que une a las sangres por encima de lo que las separa, escucha a tu alma. Rescata las memorias. Mantente a distancia de ellos, de los poderosos que intentarn doblegarte. Solo Dios sabe lo que nos espera, pero pase lo que pase, yo siempre estar en ti, y t en m.